Como europeo convencido, Bruno creía firmemente en el poder unificador de la cultura popular. Para él, era esencial que nuestro patrimonio cultural europeo, arraigado en una tradición humanista-cristiana común, fuera apreciado. El respeto a la singularidad cultural de cada uno era, en su opinión, la mejor garantía de paz y entendimiento entre los pueblos del viejo continente.
Durante muchos años arrimó el hombro en la amplia organización de las Europeades, al principio como secretario general y mano derecha del fundador Mon De Clopper, más tarde como presidente internacional.
Gracias a su talento organizativo, su amplia red de contactos, su talento retórico y sus conocimientos lingüísticos, pero sobre todo gracias a su personalidad inspiradora, llevó las Europeades a grandes cotas, culminando en la edición de 2002 en Amberes, con más de 6.000 participantes ... una pesadilla logística, pero Bruno y su equipo lo consiguieron.
Su desenfrenado compromiso con la «Europa de los corazones», como él decía, hizo que Bruno tuviera innumerables amigos en los cuatro puntos cardinales de Europa.
Incluso después de dejar la presidencia, continuó siguiendo de cerca las Europeades. Aún pudo participar en algunas de ellas, y las conmovedoras reacciones de muchos participantes individuales y grupos a los que pudo saludar en esas ocasiones le produjeron un inmenso placer.
En la colorida historia de las Europeades, Bruno escribió páginas muy importantes y le estamos muy agradecidos por ello. Honraremos la memoria de quien fue nuestro presidente durante muchos años.
Rüdiger Hess
Presidente CEI